Luxemburgo tiene en Europa la fama de ser un lujoso oasis de prosperidad. Pero también aquí aumentan rápidamente la falta de vivienda y el empobrecimiento. Ante la lentitud de los políticos en reaccionar, las ONG intentan combatir los casos más graves.
Centro financiero, empresas fantasma y tribunal de la Unión Europea: Luxemburgo se considera en Europa un oasis de prosperidad. De hecho, su producto interno bruto per cápita es superior al de cualquier otro país del mundo. Pero el Gran Ducado también tiene otra cara. Alexandra Oxacelay, de la ONG "Stëmm vun der Strooss”, se ocupa a diario de los sin techo y los empobrecidos. Cada vez son más las personas necesitadas que pasan por su comedor social. Aquí todo el mundo encuentra cobijo, comida y ayuda. Como Stephan, de Hungría, que lleva siete años, con sus siete inviernos, viviendo en una tienda de campaña. Alexandra Oxacelay también ve cada vez más "trabajadores pobres”, personas que no logran llegar a fin de mes a pesar de tener un empleo. Uno de ellos es Serge Kappel, que sufre una inflamación crónica en la espalda. No encuentra un apartamento que pueda permitirse, puesto que los precios del alquiler están experimentando una subida vertiginosa. Esto se debe a la desenfrenada especulación inmobiliaria y a la escasa promoción de viviendas sociales, afirma el académico Antoine Paccoud. Alexandra puede proporcionar al menos a algunas personas una vivienda asequible. Pero es solo una gota en el océano, porque, a la sombra de los rascacielos de cristal, cada vez más luxemburgueses y refugiados dependen de "Stëmm vun der Strooss”.
El aumento de la pobreza amenaza con dividir a la sociedad. Yannick Wirtz está desempleado. Se siente defraudado por los políticos y pide que se limite la inmigración. La directora de la ONG, Alexandra Oxacelay, en cambio, no quiere hacer distinciones entre los necesitados. Dice que en el país más rico de Europa hay que ayudar a todos.
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