La industria brasileña del cuero exporta cada año productos por valor de más de 1.500 millones de euros. La carne y las pieles de vacuno son una importante fuente de beneficios. La selva tropical sufre las consecuencias.
La selva es nuestro hogar. Y ahora se está destruyendo para siempre". A Wenatoa Parakanã se le saltan las lágrimas de pie frente a su choza en la densa selva tropical de la Amazonia brasileña. Esta joven de la tribu Parakanã vive con su familia en la remota región de Apyterewa desde que nació. Necesita casi un día en lancha a motor para llegar a la pequeña ciudad más cercana.
Pero desde hace unos años, nada en la vida de Wenatoa es igual. Los invasores amenazan su aldea, talan los árboles y convierten su hogar en gigantescas zonas de pastoreo para miles de cabezas de ganado. En los últimos 20 años se ha talado en la región una superficie de bosque casi del tamaño de Alemania, a menudo ilegalmente. Muchos investigadores temen que la Amazonia haya alcanzado su punto de inflexión y ya no pueda recuperarse de los numerosos incendios y sequías, con efectos devastadores para todo el clima mundial.
A nivel local, sin embargo, sólo unos pocos se atreven a oponerse a la destrucción ilegal de la selva, ya que la carne y las pieles de los animales reportan un enorme beneficio económico. Cada año, la industria brasileña del cuero exporta productos por valor de más de 1.000 millones de euros a todo el mundo. Y como muestra la investigación de este documental, la mercancía también acaba en los autos de lujo alemanes.
Con arriesgados viajes a los lugares donde esto ocurre, grabaciones ocultas en mataderos, conversaciones con informantes y las últimas técnicas de investigación digital, el equipo de rodaje consigue seguir el rastro del cuero ilegal. Desde la selva brasileña, pasando por intermediarios y proveedores de dudosa reputación, hasta los concesionarios de automóviles alemanes que venden los últimos modelos de BMW, Mercedes y similares, incluidos los interiores de cuero de alta calidad.
El reportaje se embarca en una búsqueda periodística de pistas que se convierte cada vez más en un thriller empresarial. No se trata de casos aislados, sino de la explotación sistemática del medio ambiente. A pesar de los innumerables folletos relucientes en los que los fabricantes de automóviles anuncian sus esfuerzos de sostenibilidad, sus complejas cadenas de suministro son a menudo muy opacas, y su impacto sobre las personas y el medio ambiente permanece a la sombra.