Las buenas relaciones con China garantizaron a la economía alemana productos baratos y ganancias. Pero la relación se volvió dependiente. El documental "En la boca del dragón: ¿Cómo replantear la relación con China?” muestra hasta dónde llega esto.
En la cumbre sobre el gran proyecto de infraestructura de la "Nueva Ruta de la Seda” celebrada en octubre de 2023, el presidente chino, Xi Jinping, apareció al lado del presidente ruso, Vladímir Putin. Ya sea en Asia o en Oriente Medio, China parece estar esforzándose por un nuevo orden mundial en competencia con Occidente.
Y esto ya está teniendo consecuencias para Alemania. El comercio con China ha sido durante mucho tiempo un negocio brillante: Volkswagen, por ejemplo, inundó el mercado chino con automóviles a partir de 1984 y llegó a vender a China uno de cada tres autos que producía. Pero ahora empresas chinas como BYD dominan el mercado de los autos eléctricos. En el caso de los chips informáticos, los antibióticos o las células solares la dependencia alemana de China conlleva riesgos.
China está ganando cada vez más terreno no sólo económica sino también políticamente, ya sea en la guerra de Ucrania, en las relaciones con Rusia o en su posición de fuerza con respecto a Taiwán. Mientras que antes China actuaba con moderación y, como socio en un mundo global, garantizaba a Occidente cómodos beneficios, ahora reclama un papel como potencia mundial. En Berlín, los políticos empiezan a tomar conciencia de una relación que se ha vuelto muy dependiente. Romperla no es posible, pero sí tal vez replantearla.
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