Algunas personas arriesgan a diario sus vidas para alimentar a sus familias. Entre el desierto y el océano Pacífico, en la provincia peruana de Huarmey, se encuentran vertiginosos acantilados que hombres como Purunga tienen que conquistar.
Para capturar peces y mariscos, los pescadores de esta región corren grandes riesgos. Deben descender por enormes macizos rocosos hasta el océano Pacífico y alcanzar así la codiciada presa. Purunga es uno de ellos. Todos los días atraviesa el desierto para llegar al océano, utilizando cuerdas y estacas para realizar el descenso hasta el mar. Es una arriesgada proeza que ya ha costado la vida a varios pescadores. Purunga también ha sufrido varios accidentes. Sobre todo cuando el oleaje es muy fuerte, las capturas son a veces escasas. Pero Purunga sabe que al día siguiente volverá a bajar por el acantilado y probará suerte de nuevo.