La increíble investigación empieza cuando una mujer compra un test de embarazo en París. Dentro, hay un mensaje de un preso político chino en la que denuncia los trabajos forzados en su cárcel de China.
¿Qué tiene que ver una prueba de embarazo con una cárcel china? A primera vista, no mucho. Sin embargo, la cineasta Laetitia Moreau encontró una carta de un preso político junto al prospecto de un test de embarazo comprado en una farmacia de París. En el manuscrito se describen los trabajos forzados que se llevan a cabo en la prisión donde se fabricó el test. Empieza así: "Queridos amigos, ¿saben que, mientras ustedes viven su cómoda vida, los presos chinos en Tianjin tienen que trabajar de 12 a 15 horas diarias sin recibir siquiera una comida a cambio?". Y termina con las palabras: "Por favor, ayúdenme".
Se trata de un raro testimonio de que en China no solo los uigures son sometidos a trabajos forzados. Los presos son explotados por subcontratistas que operan para empresas tanto chinas como extranjeras. Los golpean y torturan para que trabajen rápido. En tiempos de Mao había campos de reeducación para disidentes, pero el gobierno actual persigue otro objetivo: la supremacía económica. Por eso introdujo la esclavitud en las cárceles del país. Cuando la carta llegó a sus manos, Laetitia Moreau viajó a China para entrevistar a antiguos reclusos, que hablan del infierno que vivieron y describen los mecanismos del sistema, aún vigente. Moreau llega hasta el enorme complejo penitenciario de donde salió la misiva.