No tener alimentos que llevarse a la boca es algo terrible para cualquiera, pero si quienes están en esa situación son niños, el problema es desgarrador. Las cifras de desnutrición infantil en Guatemala son alarmantes y los padres de las víctimas están desesperados ante la falta de acción del Gobierno, que, lejos de atajar este mal, ha cerrado muchos centros de salud, por lo que los afectados deben acudir a hospitales improvisados por sanitarios comprometidos con su vocación y conciencia.