Los ataques de colonos a palestinos en la Cisjordania ocupada se han desbocado. Una visita al destruido pueblo beduino de Wadi Al-Siq y al campamento de refugiados de Nur Shams revela los efectos de la ocupación israelí.
Desde los ataques terroristas perpetrados por Hamás en suelo israelí el 7 de octubre de 2023, en los que fueron asesinadas casi 1.200 personas, Israel libra una guerra contra la organización islamista en la Franja de Gaza. En el enclave se cuentan ya decenas de miles de víctimas civiles palestinas según el Ministerio de Salud de Gaza dependiente de Hamás. A la sombra de la guerra en Gaza, también se ha recrudecido la situación en la Cisjordania ocupada.
Tan solo en el último trimestre de 2023 se registraron más de 530 ataques de colonos israelíes a palestinos en Cisjordania. Según Human Rights Watch, 2023 fue el año con más episodios de violencia desde que comenzó a llevarse un registro en 2006.
Según Naciones Unidas, más de 500 palestinos han muerto en los territorios ocupados a manos de israelíes entre el pasado 7 de octubre y finales de junio de 2024. En el mismo periodo fueron asesinados 12 israelíes por palestinos en la región.
En el campamento de refugiados palestino de Nur Shams un padre de familia contempla las ruinas de su casa, destruida por el ejército israelí durante una incursión. Israel argumenta que son operaciones antiterroristas contra presuntos miembros de Hamás.
El pueblo beduino de Wadi Al-Siq ya no existe. Sus casas fueran destruidas por colonos israelíes. En la localidad de As-Sawiya los colonos mataron a un olivarero palestino. La familia recibe apoyo, entre otros, del rabino Arik Ascherman y otros activistas israelíes y palestinos. Según la Carta de Naciones Unidas, los asentamientos en territorio ocupado violan el derecho internacional, tal y como confirmó el Consejo de Seguridad en la resolución 2334 de 2016.
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