¿Qué se oculta a la vista de los turistas de la isla brasileña Fernando de Noronha? Ni más ni menos que la cruda realidad que soportan sus lugareños, quienes viven cerca de lujosos hoteles, pero en chozas o tiendas de campaña y hasta con escaso acceso al agua potable. Por si fuera poco, los habitantes afrontan un elevadísimo coste de vida incompatible con sus bajos salarios. Y, claro, de esto no se habla en los anuncios ni en los folletos turísticos.