Los jóvenes con problemas de conducta en EU suelen acabar en centros de reeducación. Son centros privados que funcionan como prisiones en las que los jóvenes están prácticamente aislados del mundo exterior. A veces con un final fatal.
El documental da a conocer los métodos extremos utilizados en las prisiones juveniles, que van desde el aislamiento, pasando por la tortura hasta la humillación. Estas prácticas o "terapias de choque", alejadas de los métodos psicológicos tradicionales, pretenden "reformar" a los individuos mediante la disciplina y el sufrimiento. Los menores confinados en estos centros por sus propios padres tienen entre 8 y 18 años. Entre los motivos por los que los padres se ven desbordados figuran dificultades de aprendizaje, el abuso de sustancias o la adicción a las redes sociales, trastornos de ansiedad, depresión o la orientación sexual. El negocio de estos centros privados es lucrativo. Con la esperanza de que sus hijos mejoren, las familias gastan miles de dólares mensuales e incluso hipotecan sus casas para financiar estos programas. Allí sus hijos pueden sufrir traumas de por vida; incluso llegaron a darse casos de suicidio. El documental presenta a jóvenes que lograron escapar de estos centros correccionales y a padres que se dieron cuenta demasiado tarde de la crueldad de los métodos.