El 19 de octubre de 2017, un equipo de astrónomos descubrió a Oumuamua, el nombre con el que fue bautizado un cuerpo celeste que reescribió la historia de la Cosmología.
Con el apelativo nombre hawaiano para "el mensajero de las lejanías que llega primero", Oumuamua era el primer objeto procedente del medio interestelar que hallábamos. El primer hijo de otro Sol que tras atravesar los océanos de oscuridad entre las estrellas se había cruzado en nuestro camino. Habíamos cazado a un mensajero interestelar con una forma única y un comportamiento que parecía atentar contra todo nuestro conocimiento sobre los asteroides y los cometas.
Tras su descubrimiento, se desató un huracán dentro de la comunidad astronómica para desentrañar todos los secretos acerca de un cuerpo que en cuestión de semanas iba a escapar del alcance de nuestros telescopios y a desvanecerse en las tinieblas del espacio para no regresar jamás, siguiendo con su eterno viaje por la galaxia.
Una odisea para comprender la naturaleza del hijo de otra estrella que en el momento en el que atravesó la frontera mediática, empezó a relacionarse con una nave extraterrestre. La hipótesis de que Oumuamua pertenecía a una civilización alienígena despertó un torbellino en la prensa y en Internet mientras astrónomos de todo el mundo estaban sumidos en una carrera contrarreloj para resolver los misterios del mensajero interestelar.