Internet está plagado de fotos y videos de niños publicados por sus padres. Los influencers comparten detalles de la vida de sus hijos con sus seguidores en Facebook, Instagram, TikTok, YouTube, etc.; con consecuencias fatales.
Muchos ganan buen dinero con las imágenes de sus hijos. El contenido infantil es de los más populares y solicitados, por lo que el algoritmo promociona estas publicaciones. Las consecuencias son a menudo devastadoras. "Si piensas que compartir la vida de tu hijo en las redes sociales es inofensivo, soy la prueba de que estás equivocado”, dice Cam, que ahora tiene 24 años. Ella conoce muy bien las consecuencias negativas de las fotos de su infancia que su madre publicó: personas desconocidas la abordaban en la calle, los hombres le preguntaban por detalles íntimos.
Hoy, Cam está haciendo campaña para que se regule el "sharenting” y para que se genere información sobre sus peligros. Los defensores de los derechos del niño llegan incluso a clasificar el "sharenting" como trabajo infantil, porque - según la acusación - los padres explotan a sus hijos para ganar dinero.