Rodolfo Dugarte Sánchez tiene un sueño. El joven maestro de los Andes venezolanos quiere que los niños del remoto pueblo de Las Plumas también aprendan a leer y escribir. Suele caminar casi cuatro horas para darles clase.
Antes de la pandemia de coronavirus, Rodolfo comenzó a construir una escuela. Desde entonces, no se ha avanzado nada. El Estado venezolano, golpeado por la crisis, no lo apoya ni con dinero ni con materiales. Tampoco el gobierno provincial de Mérida muestra mucho interés en los niños de las montañas.
Rodolfo nació y creció en el remoto pueblo andino de Los Nevados. Los Nevados se encuentra en el Parque Nacional Sierra Nevada, en los Andes venezolanos. Lejos de los acontecimientos políticos y los disturbios de las grandes ciudades venezolanas, aquí los habitantes llevan una vida sencilla, marcada por la agricultura y la ganadería. Aquí casi no hay televisores, y mucho menos señal de celular. Rodolfo fue uno de los pocos jóvenes que pudo asistir a una escuela secundaria. Después, estudió hostelería en la capital provincial y luego regresó a su tierra natal. Cuando se enteró de que había un pueblo donde los niños no recibían clases, partió hacia allí. Desde entonces, lucha por construir una escuela para los niños, pues sabe que la educación es la clave para un futuro mejor.
La pandemia ha terminado y Rodolfo quiere retomar su proyecto. ¿Logrará enseñar a los niños de Las Plumas y construirles una escuela?