La península de Yamal, en el Ártico, es la pieza central del imperio energético ruso. Alberga las mayores reservas de gas natural del mundo. Pero por allí pasan también las rutas migratorias de los nénets. ¿Se está destruyendo su hábitat?
Los nenets son pastores nómadas de renos. Llevan más de 200 generaciones habitando la península de Yamal, en Siberia occidental, recorriendo con sus rebaños el árido paisaje en busca de alimento. Pero desde el descubrimiento de enormes yacimientos de gas natural, su hábitat está amenazado. Empresas como Novatek, Total y la Corporación Nacional de Petróleo de China están invirtiendo en la región, se han construido ciudades, una línea de ferrocarril y un aeropuerto. A este lugar remoto llegan rompehielos nucleares y las perforaciones rasgan el paisaje. Esto no solo deja su huella en el ecosistema local, sino que acelera el cambio climático. El permafrost ya se está descongelando, los fenómenos meteorológicos extremos aumentan y son casi imposibles de predecir. Estas condiciones hacen casi imposible la vida nómada.
Los yacimientos de gas han enriquecido a la región, pero los nénets apenas se benefician de ello. Se estima que el 70 por ciento de la población indígena vive por debajo del umbral de pobreza. Los nénets no se quejan, saben que perderían una lucha contra el gobierno. Intentan adaptarse. Pero, ¿a qué precio y por cuánto tiempo podrán mantener su estilo de vida?