Europa es el mayor exportador de carne y aletas de tiburón. Un negocio multimillonario. Y muy desigual. Mientras que un pescador de la UE recibe unos doce euros por kilogramo de aleta de tiburón, en Asia el consumidor final paga hasta 1500.
Las empresas que más facturan en Europa operan en Vigo, en la costa atlántica española. Allí, en la lonja, el biólogo marino Lukas Müller encontró toneladas de carne de tiburón. En su mayoría, carne de ejemplares jóvenes que no habían alcanzado la madurez sexual. Con más de un millón de firmas recogidas, la campaña «STOP FINNING» está obligando a la Comisión Europea a abordar el problema. Los activistas exigen que se prohíba el comercio de aletas de tiburón en toda la UE. Sin embargo, para algunos en Vigo, la pesca de tiburones es parte de su subsistencia. Los pescadores explican su labor en alta mar.