Tras veinticinco años sin verse, dos amigos se vuelven a encontrar para repetir un viaje que marcó sus vidas: un recorrido por comunidades mapuche de la zona de Collipulli en el sur de Chile, que luchaban contra las forestales que acaparaban y depredaban (y acaparan y depredan) casi toda esa zona. Aquella visita de un grupo de estudiantes universitarios contó con la compañía de un joven luchador mapuche que luego fue asesinado a traición en una cárcel de Santiago cuando cumplía condena como preso político. El es Julio Wentekura LLankaleo, un verdadero hombre, entrañable y valiente. Por eso, la película comienza en Santiago, capital de Chile, donde Julio se crió, en un barrio pobre de la periferia donde sus padres, como tantos miles de mapuche, habían llegado desde el sur buscando ganarse la vida ante la continua usurpación por parte de los chilenos del territorio ancestral mapuche. Vemos la ciudad y su movimiento incesante, el cerro Welén (cerro sagrado para los mapuche y por eso donde el conquistador español hizo la ceremonia de fundación de la ciudad en 1541), las calles del barrio humilde de Cerro Navia donde Julio pasó su infancia y juventud, y donde hoy sigue viviendo su familia. (Más información de la película en La Ternura: El llamado de la Ñuke Mapu. ).
“Me digo: ¿Qué lamgen (hermana), qué peñi (hermano) estará – en este instante- siendo investigado, perseguido, acusado, encarcelado por actos derivados de la defensa por ternura de nuestra Mapu Ñuke Madre Tierra que nos regala todo lo que necesitamos para vivir? Qué hija, hijo, agradecido no se levanta por Ternura para defender a su Madre cuando es avasallada?”
Elikura Chihuailaf
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