Roza el milagro que Rita, de 32 años, haya llegado hasta donde está hoy. Rita nació en 1991 en Togo, creció protegida por sus abuelos, a quienes consideró por mucho tiempo sus padres. Pero su feliz infancia terminó de forma abrupta.
A los nueve años, le dicen que su madre biológica vive en Múnich y que, a partir de entonces, debe vivir con ella. Rita viaja sola a Alemania, donde su supuesta madre no la recibe precisamente con cariño. Cuando un conocido de la madre abusa de ella, no se atreve a decírselo. Con la ayuda de amigas y una maestra, finalmente encuentra refugio en una casa de protección infantil. Las sospechas de Rita de que esa mujer no es realmente su madre crecen. Hasta que un familiar le revela que, en realidad, es su tía y que su verdadera madre vive en Togo. Rita logra sobreponerse a este choque emocional. A los 17 años, inicia una formación profesional en restauración. Todo parece mejorar, pero los traumas de la infancia no dan tregua. Después de varios intentos fallidos de suicidio, Rita toma una decisión: para obtener respuestas, debe regresar a Togo. Y allí, descubre una mentira tras otra.