Cuatro mujeres formaban parte del equipo negociador con los talibanes. Su objetivo era mantener abierta una ventana de esperanza tras la llegada al poder de los integristas en 2021. Un espejismo.
Aunque alzar la voz contra el régimen misógino de los talibanes significaba peligro de muerte, nunca perdieron la esperanza de preservar los derechos que tanto había costado conseguir. Su inteligencia, perseverancia y valentía ante una situación desesperada sirven de ejemplo para todas las mujeres del mundo que siguen luchando por la paz y la igualdad. Pero los talibanes no estaban interesados en una sociedad democrática y libre en la que las niñas y mujeres tengan derechos básicos, acudan a la escuela, estudien o trabajen. Tras décadas de guerra y caos, Afganistán se ha vuelto más seguro bajo el régimen talibán, pero el precio pagado por las mujeres es alto. El precio es su libertad.