Roberto Bolaño es a la literatura hispanoaméricana lo que, posiblemente, Thomas de Quincey es a la literatura anglofona. Y no sólo por sus virtudes como literato, ojo, sino, además, por ser capaz de rescatar al mismo tiempo la tradición de polemista -que en habla hispana reconoce a Quevedo como padre- y el sin sabor y la derrota de la novela pulp de los años treinta en EEUU. Bolaño, quizás como justificación, definia la literatura de la siguiente manera: ?La literatura se parece mucho a las peleas de los samuráis, pero un samurái no pelea contra un ...
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