La palabra de Dios en la Iglesia católica en muchos casos se ha convertido en la palabra seductora que lleva a niños inocentes o a incautos a caer en las garras del sacerdote hambriento de la fechoría. Esta es la fachada del Vaticano hoy con la que tiene que remar a contracorriente.
Esta es la fotografía de decenas de casos de violación y abuso sexual cometido por sacerdotes que abusando de la confianza de la fe, satisfacen su deseo más carnal, lo que hace que el delito moral, penal y espiritual sea peor.
Ante todo ello al Papa Francisco no le quedó más ...
continua