Los bosques templados se extienden por Europa desde Bretaña hasta los Urales. Están formados principalmente por árboles de hoja caduca. Un árbol tiene aquí un papel muy especial: el roble.
Para los celtas, el roble representaba la conexión entre los espíritus del cielo y de la tierra. Este árbol, de hecho, está perfectamente adaptado a los cambios estacionales: en otoño pierde sus hojas, en invierno descansa bajo el manto de nieve y en primavera vuelve a brotar. Sus frutos son un manjar para ratones del bosque, jabalíes, ardillas y arrendajos, quienes ...
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