Nuestras vidas están cada vez más marcadas por algoritmos, que a menudo toman decisiones cruciales. A primera vista parecen incorruptibles y justos. Sin embargo, están condicionados por los prejuicios de programadores y usuarios.
Contribuyen a crear un mundo desigual. ¿Qué pasa si asignamos a estos sistemas algorítmicos cada vez más tareas? Los algoritmos ahora determinan si somos solventes, calificados para recibir asistencia social o qué pareja es adecuada para nosotros. Toman decisiones sobre nuestras vidas, a nuestras espaldas y sin nuestro conocimiento. ...
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