El Comisario Jiménez y Daniel Hernández llegan a la casa de Gregorio Altabe, convocados por la muerte de su esposa Mariana. El cuerpo de la víctima yace en medio de la sala. Allí, además de Gregorio, viven su hijo Eduardo y su cuñada Angélica. En el cuello de la muerta descubren manchas de pintura. Y en el patio de la casa vecina, una lata de pintura del mismo color.
Jiménez y Hernández se encuentran allí con Marcos, un joven de veintidós años que confiesa haber tenido un amorío con la víctima. Tras leer un poema escrito por Marcos, Hernández deduce ...
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