El modelo de desarrollo urbano imperante favorece desigualdades económicas y sociales en las ciudades que afectan al nivel de renta, la distribución espacial de nacionalidades o culturas o la calidad del espacio urbano. Fuertes desequilibrios que, en el caso de Madrid, se manifiestan tanto entre sus barrios como en relación con otras ciudades de la región.
Combatir estas desigualdades sociales y territoriales para reducir los desequilibrios que tan gravemente atentan contra la equidad y la cohesión social parece un objetivo insoslayable que ya no admite ...
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