Para introducirnos de verdad en el problema freudiano, tenemos que replantear todo lo dicho bajo el siguiente axioma: una pulsión jamás renuncia a su satisfacción. Esto quiere decir que hay algo en nosotros, algo a lo que llamaremos el Ello, que se empeña siempre en ser satisfecho y que no renuncia jamás a intentarlo. Esto plantea un problema muy grave a cuanto llevamos dicho, porque todo niño ha tenido que renunciar, para aprender a hablar, a lo que sería una existencia no lingüística. Pero si la vida prelingüística no renuncia a ser satisfecha, nos vemos ...
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