En Manayaycuna, pequeño pueblo perdido en la cordillera peruana, la fiesta comienza el Viernes Santo. Los habitantes bajan el Jesús de la cruz y le cubren los ojos hasta el domingo de resurrección. Está muerto, no ve nada, no sabe nada de lo que sucede, todas las libertades morales y materiales son ahora permitidas, no hay pecados posibles.
Es una ficción, pero Claudia Llosa toma muchos elementos de la vida cotidiana de los Andes. sucede en el público entonces un viaje de alternancias entre ficción y realidad, la moral y la moralidad se ven alteradas, todo ...
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