Desde febrero de 2018, Kosovo, el último nacido de los países de Europa, celebró los diez años de su independencia. Este pequeño estado balcánico, con mayoría minoritaria albanesa y serbia, sigue estando muy marcado por la guerra que enfrentó a Serbia desde 1998 hasta 1999, y terminó con su declaración de independencia. Entre la pobreza, el desempleo, la corrupción, el caos político y el éxodo masivo de su población, el país está luchando por construir un futuro.