En Tultepec, México, llevan ya treinta años celebrando una feria de la pirotecnia que culmina con el Desfile de los Toritos, unas figuras de cartón cubiertas de artefactos pirotécnicos. Una celebración con un fuerte componente religioso de devoción a San Juan de Dios, considerado el patrono de los pirotécnicos. Pero mezclada con la alegría y la exaltación ante la contemplación de las explosiones y las llamas, la tragedia puede hacerse presente en cualquier momento.