Las imágenes de las explosiones en el puerto de Beirut, el 4 de agosto del 2020, dieron la vuelta al mundo y fueron portada durante algunos días. Sin embargo, el clamor de justicia por los muertos, las heridas físicas y psicológicas de sus ciudadanos y las pérdidas materiales no han sido algo tan pasajero. La ciudad, un día alegre y confiada, quedó arrasada, y a día de hoy, sigue sin saber bien como encajar el golpe.