Sin apenas reciclaje y con muchos basurales ilícitos, Rumania tiene un enorme problema de residuos. El vertedero de Pata Rât, en el distrito de Cluj, fue durante décadas un claro ejemplo de una catastrófica gestión de los desperdicios.
La Unión Europea intentó atajar este problema concediéndole subvenciones de cientos de millones de euros. A cambio, Rumania debía cerrar sus contaminantes vertederos y adoptar las normativas europeas al respecto. Las autoridades rumanas tardaron doce años en clausurar el antiguo basural de Pata Rât y sustituirlo por un nuevo ...
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