El marqués de Langle describió a finales del siglo XVIII la honda impresión que le causó visitar los madrileños jardines del Buen Retiro y contemplar su degradación. Al pararse frente a una estatua de Felipe II que quedaba en pie hace el siguiente comentario:
«Este Felipe es admirable y da miedo: tiene las cejas, la frente, los ojos, la mirada de un malvado, de un tirano, de un monstruo. Es él. Lo veo, está meditando algún crimen; madura, oculta algún odio, alguna maquinación; va a abrir la boca para ordenar una matanza, para dictar al duque de Alba una ...
continua