En su casa había un piano, muy antiguo y con las cuerdas gastadas. De niño, a Pablo Alborán le parecía “una nave espacial”. Lo miraba fascinado y se sentaba durante horas a aporrear sus teclas. Un día, su madre le dijo algo muy especial: “Lo mejor de las pasiones, es que se pueden estudiar”. Y así lo hizo, con una buena maestra que fomentó su pasión y dedicación por la música. “La música es una forma de expresión que va más allá de las palabras, que permite explicar emociones y sensaciones muy profundas”, explica hoy Alborán.
Compuso sus ...
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