Serge, francés judío, que perdió a su padre asesinado en Auschwitz, y Beate, alemana berlinesa, cuyos padres votaron a Hitler, cruzaron sus vidas al finalizar la Segunda Guerra Mundial, en 1960. Desde entonces, ambos han dedicado buena parte de su tiempo a un objetivo común: seguir el rastro de algunos de los peores criminales nazis ocultos tras la Segunda Guerra Mundial.
Con su labor de investigación e identificación lograron sentar ante la justicia a Klaus Barbie, conocido como “el carnicero de Lyon”, que permanecía oculto en La Paz (Bolivia) bajo el ...
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