Para que haya cultura, hay que hacer soñar a la Naturaleza. Para poder hablar hace falta soñar. Este es el gran descubrimiento freudiano. Todo depende de que logremos encontrar un medio para satisfacer sin producir efectos, algo así como un nietzscheano “nihilismo satisfactorio”. Tenemos por tanto que concebir una especie de abismo de nuestra vida lingüística, en el que se instala un sueño en el que satisfacemos todo aquello que el lenguaje mismo nos ha hecho perder. Esto es lo que esconde por debajo de los síntomas y, también, de los ritos culturales, que ...
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