El régimen nazi documentó sus crímenes meticulosamente. Y con el mismo rigor también intentó borrar sus huellas. Ese encubrimiento sistemático se denominó Operación Secreta 1005. Un capítulo casi desconocido de la II guerra mundial.
En su avance hacia el este de Europa, los verdugos nazis arrojaron al principio los cadáveres de sus víctimas a fosas comunes. Más tarde, sin embargo, cuando la contraofensiva soviética cambió el curso de la guerra, temieron que sus crímenes pudieran ser descubiertos. Y pensaron en cómo eliminar las huellas de sus ...
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